Las invenciones tecnológicas de los refugios nómadas de las culturas primigenias son un excelente ejemplo de arquitecturas ligeras, flexibles y adaptables en las que podemos encontrar soluciones constructivas importantes cuyo estudio es de gran relevancia porque todas las características arquitectónicas de las construcciones ligeras contemporáneas se encuentran presentes en estas construcciones primigenias. Y a ellas se les puede aplicar con facilidad las ideas en las que previamente he trabajado de sostenibilidad y transparencia con gran facilidad, pudiendo producirse con este tipo de estructuras de fácil montaje, pabellones o carpas de ubicación variable, como las que encontramos en numerosas ciudades de exposiciones temporales entre otro tipo de utilidades.
El desarrollo de estilos de vida nómada y móvil trasciende fronteras, culturas e idiomas. El deseo o necesidad de vivir con flexibilidad y movilidad ha llevado a desarrollar soluciones constructivas que prefieran la utilización de materiales ligeros con capacidad para deformase, transformase y plegarse, y que satisfagan las exigencias de movilidad y cambio de función asociados a acciones como plegar, enrollar, estirar, apilar, almacenar, rotar o deslizar.
Vivir en movimiento se presenta como un fenómeno en todas las culturas independientemente de su grado de desarrollo tecnológico, económico o social, incluso en la actualidad.
Estas culturas utilizan materiales con capacidad para ser traccionados, comprimidos o flectados, con un orden de ligereza en el aprovechamiento de las formas geométricas y los intercambios energéticos, así como materiales con altas resistencias a compresión-tracción y alto módulo de elasticidad, como la madera, el bambú o las fibras naturales.
En las dos imágenes se ven el Tuareg de África y la Jaima árabe.
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